lunes, 16 de abril de 2012

Sofá, tele y batamanta

Al final salió el sol pero el sofá siguió engullendo mi cuerpo cada minuto más y más y la televisión anestesiando mi cabeza, hasta altas horas de la noche, que con un fin de fiesta made El Terrat, primero Alaska y Mario y luego Buenas Noches y  BNF, ejercité los abdominales de tanto reír. La verdad es que no hay mejor ejercicio que la risa, y últimamente no es tan fácil sufrir agujetas por un atracón de carcajadas, aunque soy de la opinión de que si no surgen hay que buscarlas y por ejemplo este sábado, dentro de la cura de risa, que siempre se lleva mejor con un grupo de apoyo, nos valimos de “El mundo today” en su versión radiofónica para ir calentando motores, y ya se sabe que una vez que uno se pone surge de forma natural.

Hay otra forma de entrenar la risa y durante la semana seguimos un ritual para terminar el día con unas carcajadas. Consiste en buscar una serie de coña y esperar hasta que entre el sueño. Ahora mismo estamos con “Community”, emitida desde el año 2009 por la NBC, y que gira en torno a un grupo de estudio de Español (recomendada verla en V.O.) en una universidad pública americana. Cada personaje es totalmente distinto al otro y cada capítulo nos garantiza una sesión de risa por todo lo alto.

Pero volviendo al principio y al día de ayer, no sé si era el estado de anestesia total y el efecto de la batamanta en mi cuerpo y del viento en el cerebro, que viendo Alaska y Mario, decidí que quiero montar una pandilla de ese calado. Quiero ser una Mario Vaquerizo que se enorgullece de su incultura general pero que tiene un bastón en su pareja, que hace de enciclopedia andante, que no le hace ningún reproche por sus hábitos de vida y por sus extravagancias, y que llegan a ser tan diferentes, hasta el punto de que ella se despelota contra las pieles y él se aprovecha de su amistad con la peletera para vestir abrigos de cualquier cosa que se mueva, que se lo pasan pipa uno con el otro.
Luego están sus amigos del grupo, que hacen aquello que tanto hicimos de pequeños (por lo menos yo que el mundo de la tele y la farándula siempre me gustó) y es lo de subir a un escenario disfrazados (¿?, y si no es así que me digan algún animal o ser humano que esté cómodo con una mata de pelo delante de los ojos. Cada vez que veo el programa me entran unas ganas horribles de ponerle un chicho a la Nancy flequillo esa, tipo Yorkshire), maquillarse de forma imposible, poner una cinta en el casete y mover el esqueleto, micrófono en mano para que parezca que canto, y aún encima que te pagen!!! (de pequeña solíamos hacer actuaciones y pasar la cesta para que nuestros familiares, que tras “aguantar” estoicamente, nos diesen lo suelto que tenían en los bolsillos). Y luego está el que si bebo cerveza a todas horas viene una marca y me las regala, que si me apetece ir de luna de miel con mis amigos a USA me aprovecho de la productora  (y de lo que venden claro está) y me lo pagan… la verdad es que ayer tenía unas ganas enormes de irme con mis Nancys Rubias a Hollywood y hacer escalada a lo Calleja hacia el famoso cartel.

Luego llegó el nuevo programa de BFN, que lo cogí un poco empezado. ¿Cómo permiten que dos programas de la misma productora coincidan en el horario?, aunque ahora con internet y los mil canales de la TDT lo repondrán tanto como el aquí no hay quien viva. Cambié de canal y ahí estaban Arguiñano, Arzak y Adriá probando comida con los ojos tapados. Adriá me dio la impresión de quererse hacer un poco el gracioso al estar rodeados de dos tipos a los que le sale innata la gracias, y Arzak me encantó. Inmediatamente, y tras un Corbacho Pulpo Pol  que vaticinó que el Madrid ganaba la liga; vino la anunciada entrevista a Ewan Mcgregor en Londres. Pensé que iría el al plato, pero lo que hicieron fue aprovechar los 15 minutos en una sala de un  hotel que dan a los medios cuando hay estreno, y la verdad es que cambié. El punto final, que me reventé de la risa, fue con la peculiar representación de La casa de Bernarda Alba y con Berto a lo Lady Gaga con un traje de pollos.
 En fin que un buen sabor de boca para un domingo de k.o., después de un sábado perfecto.

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