lunes, 13 de agosto de 2012

Días de lluvia


Día gris y lluvioso. Agosto. Verano. Por la ventana se ve a todo el mundo caminar a pasos ligeros y resguardados bajo un paraguas. Leí en algún sitio que Zara sabe cuándo va a llover y pone montones a la venta esos días. 


Miro a través de una gota que resbala por el cristal y veo el mundo como un pez. Soy un pez y respiro bajo el agua. Glup, glup. No necesito paraguas. Las personas tienen la cara redonda y estirada. Glup, glup. La gota termina deslizándose hasta el alféizar y vuelvo a ver nítidamente a la gente caminar apresurada.


 
Pienso en los planes que puedo hacer. Un libro, ver alguna película. No me apetece mojar mis zapatos nuevos y me niego a ponerme katiuskas en verano. El tiempo me recluye dentro de casa. Es capaz de encerrarme entre cuatro paredes y empiezo a pensar en la gota del cristal, en el momento con visión de pez. 

Ahora siento que estoy en una pecera, chocando una y otra vez contra el vidrio. No tengo memoria. Parece que es el mismo día que fue hace una semana. Son días de lluvia.


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