martes, 26 de febrero de 2013

***En la ventana***

Allí, sentada en la ventana, la vida pasaba más lenta, mirando como las hojas se movían al ritmo del viento. Los días de lluvia, imaginaba un mundo en miniatura con torrentes de agua y charcos que eran lagos. Buscaba figuras en las nubes que le servía para hacer evaluación del día y, cuando salía el  sol, le gustaba cerrar los ojos  y dejar la mente en blanco.
Los libros los tenía amontonados alrededor del ventanal, al alcance de la mano.  Los devoraba uno tras otro, y las experiencias de sus personajes las hacia suyas.
Cada martes  se levantaba con un nudo en el estomago y no era capaz de desayunar. Era el día que el mensajero le traía una nueva historia, una nueva vida que vivir, pero mientras, entre página y página, seguía mirando el vaivén de las hojas, imaginando torrentes y lagos, buscando corazones y espadas, y cerraba los ojos y no pensaba en nada.





























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