Me acerco al expendedor de números y veo que no coincide
el que asoma por la máquina, con el que marca el luminoso.
Pienso: “venga no cojo y ahorro papel. ¡Todo por el
amazonas!”
El que tengo delante no para de comprar embutido.
Parece que vaya a hacer un cumpleaños con sándwiches de todos los sabores y
colores.
Mientras espero, empiezo a ponerme nerviosa y miro de reojo a
uno y otro lado, viendo si se acerca alguien al mostrador.
El hombre continúa pidiendo:
- - ¿Algo más?
- -
Ponme 250 de
mortadela siciliana con aceitunas.
- - ¿De qué
marca? ¿X o Y que está de oferta?
- -
De esta
misma que es más rosa chicle.
Sigo mirando a mi derecha y a mi izquierda, uno y dos,
uno y dos. Mi corazón bombea sangre rápidamente.
De repente, por mi lado derecho veo que una señora de unos
70 años emprende la marcha a paso ligero
por el pasillo. Empiezo a moverme lateralmente con pasos
disimulados por si tengo que aplacarla. Ella mantiene el paso y vira unos 38 º
hacia el lado del mostrador donde está la máquina de números. Continúo con
pasos más largos lateralmente. Mientras pienso: “bajo ningún concepto puede coger
el número antes que yo que llevo 10 minutos esperando a que el anfitrión
termine de comprar todo lo que queda en el expositor”.
- -
¿Algo más?
- -
Sí, póngame
250 de jamón serrano que no esté muy salado.
Estiro el brazo y casi lo logro, pero la jubilada, con
más años de experiencia en estas lides, logra alcanzar el número antes que yo.
Empezamos una discusión. Yo defiendo que soy la
siguiente porque llevo más tiempo esperando. Ella dice que es la siguiente y muestra el número a modo de
prueba.
En ese instante entra la charcutera en juego, que hace
de árbitro imparcial, y me da la razón porque llevo más tiempo y la máquina de
números no estaba funcionando en ese momento.
Partido ganado.
La siguiente vez que vaya al supermercado la misma
duda rondará mi cabeza: ¿número o no número?
Sentido común ou atópatas aducidos?
ResponderEliminarRespecto do fascismo dicíase:
Ponlle uniforme ou garabata a alguén e transformarase...
Ponlle un uniforme a un baixiño feo e calvo, acomplexado e con bigote e terás un Franco ou Hitler...
Dalle un Nº a un cidadán anónimo, e voltarase despiadado ao sentirse poderoso!
cuanta razón!
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