martes, 26 de junio de 2012

Niebla


Una mañana la niebla hizo acto de presencia. Parecía que la tierra sudaba. Únicamente se veían nubes que salían del suelo.


El sol se ocultó y sólo se podía ver a dos metros de distancia.
En un primer momento la gente no se preocupó y continuaban haciendo las mismas cosas de su vida cotidiana. La niebla no se disipó en todo el día, y antes de que llegase el amanecer  ya era de nuevo noche. 


Al día siguiente todo continuaba igual. Un manto cubría el paisaje  y no se podía ver el sol.
En el carácter de la gente se podía adivinar que la situación ya no era de su agrado.
Y pasó el día y llegó la noche sin que apenas nos diésemos cuenta.
Sonó de nuevo el despertador pero el sol se ocultaba bajo la niebla. Otro día más.


Los primeros efectos en los animales se hacían notar. Vagaban de un lado a otro, ladrando sin parar los perros, maullando los gatos.
A los humanos también la niebla nos cambió el carácter. Nos volvimos desconfiados, tristes, grises y después de unos días con la niebla a nuestro alrededor empezamos a ladrar.


2 comentarios:

  1. Niebla, eso es lo que quiero yo aquí, pero cuando vaya, un bañito en Valdoviño...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por supuesto!!! con cena en el Saiña y luego a la piscina

      Eliminar